Reportajes Ciencia ficción y videojuegos: ¿sueñan las gamers con narrativas futuras?

Ciencia ficción y videojuegos: ¿sueñan las gamers con narrativas futuras?

La ciencia ficción, junto con la fantasía, es probablemente el género narrativo más inabarcable e importante de todos cuantos hay. Inabarcable, sí, porque hablar de ciencia ficción como género es casi un oxímoron; la “ciencia ficción” es, más bien, la punta de un iceberg que contiene en sí mismo decenas de géneros y subgéneros, mayor o menormente explotados por la cultura popular, que componen historias bien distintas unas de otras. El verdadero eje común, sin embargo, es siempre el lugar de la tecnología y los avances científicos respeto a la humanidad.

Mejor no entramos, para no enloquecer, en esa categorización infinita que divide el género macro en micro-géneros como ciberpunk, postapocalíptico, ucronías, space operas, ciencia ficción dura o blanda, etc., porque es todo un caos cósmico -nunca mejor dicho-. Pero lo cierto es que, más allá de su componente principal, esa premisa fantástica-científica que vehicula o sirve cómo “excusa” para la trama, cada subgénero destaca por explotar alguna hipótesis en particular, o por poner el acento narrativo en algún tono, contexto o concepto específico. No es lo mismo Star Trek que 2001: Una odisea del espacio, Black Mirror que Alien, o Halo que Death Stranding.

Y digo que es el más relevante porque también es, con toda probabilidad, el que mejor explica y entiende al ser humano. Del mismo modo que la comedia, a través de la subversión de la risa y la exageración, nos permite desnudarnos como seres sociales y purgar nuestras conciencias, la ciencia ficción, que expone escenarios a priori impensables o futuros utópicos-distópicos que parecen inalcanzables en la actualidad, los ofrecen una serie de lecturas sobre el nuestro ahora, lo que somos, que ahondan con mucha más fuerza en nuestro subconsciente precisamente por resultar ajenas. Por provenir, como quien dice, del exterior. Y por cuestionarse, a través del que puede definirnos en el futuro o del que podemos alcanzar como especie, lo que somos en el presente, con nuestras dificultades y traumas.

El videojuego, amigo de la ciencia ficción

A pesar de que el videojuego es un medio más joven que la literatura, el cine o el cómic, adalides por antonomasia de la ciencia ficción, es un arte que presenta un gran interés por las historias de este estilo desde sus comienzos. Para prueba, la existencia de Space Invaders, uno de los títulos arcade más reconocidos, ya en el año 1978, en pleno auge de las recreativas. Pero no es hasta un par de décadas más adelante en el tiempo, con la explosión narrativa del medio, que podemos encontrar ya historias dignas de mención.

Concretamente, es a finales de la década de los 90 cuando comenzaron a publicarse títulos que triunfaron con propuestas cercanas o pertenecientes al género. En el 97, además de la aventura gráfica Blade Runner, que daba pie a una trama ajena pero convergente a la del mítico film, salió al mercado Final Fantasy VII. La franquicia Final Fantasy, generalmente apegada al género fantástico clásico, optó con su séptima entrega principal por la hibridación con el steampunk, hecho que sería replicado en posteriores juegos, tanto de la saga como de fuera: Deus Ex, The Order: 1886, Wolfenstein… Y solo un año más tarde verían la luz títulos como Half Life y Metal Gear Solid; dos videojuegos que no necesitan presentación alguna, y cuyas aportaciones e influencias a posteriori son más que evidentes.

De Portal a Dead Space, pasando por Dishonored o Destiny, el número de títulos es tan elevado que es difícil encontrar una figura única tan masiva que nos venga a todos a la cabeza inmediatamente; un “ Star Wars” del videojuego. Franquicia, la de Lucasfilm -perdón; Disney-, por cierto, que tanta presencia tiene en la industria: los múltiples Battlefront, The Force Unleashed, el reciente Fallen Order, el legendario Knights of the Old Republic… Sin embargo, aunque no haya algo semejante, pienso que sí hay una saga que puede presumir de enganchar a muchos/as a esto de los tiroteos con láseres en el espacio: Mass Effect.

Mass Effect es lo más parecido que existe a Star Wars en clave videojuego.

Mass Effect es, en cierto sentido, el punto sobre el que convergen todos los grandes tópicos del género. Al menos en lo más mainstream. Si bien no destaca por innovadora en cuanto a sus mecánicas o a su trama, y no puede compararse en profundidad e inteligencia con otras obras del estilo, la saga de BioWare fue uno de los primeros intentos verdaderamente grandes de la industria de representar una galaxia al completo, consiguiendo que, como explica el periodista José Altozano -o DayoScript– en un vídeo para su canal de Youtube, por primera vez como jugadores sintiéramos la magnitud de un universo entero a nuestra disposición. Y, a pesar de que ya cuenta con unos cuántos años, se conserva bastante bien; si somos capaces de perdonarle su final a lo Lost, pocos juegos hay más entretenidos e idóneos para dejarse llevar y explorar todo cuánto es posible.

La narrativa del “¿ y si…?”

Muchas veces también definimos la ciencia ficción como una narrativa especulativa, articulada en torno a preguntas hipotéticas: ¿qué pasaría si los aliens invaden el mundo? ¿Y si somos nosotros los que intentamos conquistar el espacio? ¿Y si colapsara la civilización? Etcétera. Las mejores, claro, suelen sugerir aun más preguntas que respuestas. Así que, para finalizar este reportaje, vamos a hablar de algunas de las historias del videojuego que mejor representan estos ítems de los que estamos hablando, y que con más vehemencia nos hicieron cuestionarnos como jugadores.

¿Y si el videojuego se dejara llevar por la ficción especulativa?

Uno de mis casos preferidos es el de Horizon Zero Dawn. Heredero de la tradición más clásica del género, con referentes como la trilogía de La Fundación de Isaac Asimov, la premisa de este fantástico título intenta responder a una serie de cuestiones que deberíamos empezar a considerar seriamente: ¿cómo ‘evitar’ el colapso climático del planeta? ¿Cómo conservar no solo nuestro propio mundo, sino también nuestra cultura y saber? Añade a la ecuación una buena dosis de acción y feminismo, y el resultado es uno de los gigantes de este último lustro.

Otro de los supuestos más prolíficos e interesantes es el referido al fin del mundo… pero desde la perspectiva de los que lo sobreviven. En el videojuego Triple A tenemos dos sagas que dan buena cuenta del género postapocalíptico: Fallout y el eternamente readaptado The Last of Us. Si la IP de Bethesda hace de la aventura con tintes de horror y pulp y de la exploración del mítico yermo su bandera, la de Naughty Dog ofrece un desolador retrato de la humanidad en crisis a través de un “díptico amor-odio”, según las palabras de su propio creador, Neil Druckmann, que se cuestiona el valor de la moral y de la bondad en tiempos oscuros como hacen obras del estilo La Carretera o Hijos de los Hombres, en cine, o Metro y Days Gone en consolas, aunque sin tanto éxito.

Bioshock, la trilogía de Ken Levine desarrollada por Irrational Games, es otro gran ejemplo. Las entregas de esta franquicia exponen ciudades-sociedades distópicas con alguna que otra diatriba política y filosófica; Columbia, por ejemplo, representa la deriva del conservadurismo y puritanismo más radicales, apoyados en el valor simbólico de un pasado alabado en exceso, y en ella el racismo y el clasismo están a la orden del día. Mientras que la icónica Rapture, por su parte, muestra de una manera exagerada y paródica -inspirada por la obra de la infame Ayn Rand- las consecuencias del capitalismo exacerbado y de la ideología neoliberal/anarquista aplicada a todos los ámbitos de una sociedad. Spoiler: sale mal.

Hablando de Rapture: Everybody’ s Gone to the Rapture, de 2015, es lo más parecido que tenemos a The Leftovers en consolas. Hermano indie de la serie y adscrito a la fórmula de los walking simulators, el título de The Chinese Room narra la desaparición de los habitantes de una pequeña ciudad inglesa, la ficticia Yaughton, dejando en el lugar del jugador la asimilación e interpretación del evento y sus consecuencias. Con una banda sonora increíble a cargo de Jessica Curry, este juego viene a confirmar lo que ya sabemos: la ciencia ficción, independientemente del cómo, tiene mucho que decir en este medio.
Jorge Riveiro

Xornalista en proceso. Penso, logo escribo. Spoiler: a maioría de veces sáeme mal.