Dark Souls para Nintendo Switch. Mil maneras de morir en Lordran

Y por fin, después de una larga espera, llega Dark Souls Remastered para Nintendo Switch. Uno podría pensar que resulta frustrante tener que esperar más de la cuenta por el lanzamiento de un juego que se retrasa incomprensiblemente durante meses, pero la verdadera frustración comienza cuando insertas el cartucho en la consola e inicias partida.
Dark souls no hace concesiones. O aprendes de tus errores o puedes prepararte para formar parte de la oscuridad y decadencia de Lordran.
Hace siete años del lanzamiento original de Dark souls y su impacto en la industria es innegable. Más allá de las constantes y poco fundadas comparaciones que se pueden escuchar y leer en redes sociales entre este y cualquier nuevo videojuego de fantasía en tercera persona, lo cierto es que en su momento llegó sin ningún tipo de revuelo fuera de Japón y se ha convertido por mérito propio en un título (y saga) de culto, siendo emulado por una gran parte de la industria.
Quizá su principal virtud fue reivindicar una dificultad alta que tanto escasea hoy en día, convirtiendo la experiencia de juego en una gran reto, más que en pura diversión. Y es que este no es un juego injusto, pero sí exigente. No te lleva de la mano, ni te enseña a sobrevivir, pero te da las herramientas para que aprendas tú mismo. Porque en Dark souls uno no lucha para vencer al enemigo, lucha para no perder contra si mismo. Por eso las constantes muertes no son un castigo si no un incentivo. Así, volver a donde has muerto para recuperar las almas que has recolectado con tanto esfuerzo es un reto que curte la paciencia del jugador y su disciplina a los mandos.
La versión de Nintendo Switch de este título es excelente. No porque tenga la mejor resolución, ni el mejor rendimiento técnico. No destaca su iluminación, ni el remodelado de sus texturas. La principal virtud de esta versión es que, si ya de por si es un juego complicado, las limitaciones al jugarlo con los controles Joy-con en el modo portátil le da un punto mayor en dificultad. Esto no es para nada algo buscado, es bien sabido que el tamaño minúsculo de los Joy-con hace que estos controles no sean los idóneos para juegos exigentes pero, como fan acérrimo y experimentado de la saga, no puedo evitar disfrutar con un handicap, programado o no, que haga aún más desafiante al título.
Como he dicho antes, en el apartado técnico no destaca en absoluto pero es un juego que cumple a la perfección. Fluidez constante, resolución HD, y básicamente todo lo necesario actualmente para estar pendiente únicamente del juego y no de posibles fallos que arruinen la experiencia. Uno de sus principales problemas a la hora de jugar es lo extremadamente oscura que es la iluminación de esta versión en modo sobremesa, desluciendo un poco el conjunto.
A colación del rendimiento técnico he de decir que siento algo de morriña al no ver la Ciudad infestada a “-5 FPS” como en el juego original, algo que se ha convertido en meme de la comunidad. Como era de esperar, esto se ha corregido.
Por supuesto la portabilidad de Switch hace todavía más disfrutaba este título donde y cuando quieras, por si no fuera suficiente perder los papeles en el sofá de casa ante la décima muerte contra el Demonio de Aries.
En definitiva, hay muy pocos motivos para dejar pasar la oportunidad de jugar Dark souls de nuevo o entrar en la saga con la excusa de su primer lanzamiento en una plataforma de Nintendo. Sea como sea, es de esos títulos que cualquier jugador ha de probar en algún momento y desde aquí una recomendación imprescindible.
Jugad, morid, aprended. Pero sobre todo, Praise the sun!