Análisis Inscryption :: Una muñeca rusa construida con cartas

Inscryption :: Una muñeca rusa construida con cartas

Inicias el juego. Escuchas una breve línea de diálogo. Continúas partida. El monitor se tiñe de negro. Delante de ti se revela una vieja mesa de madera y, alzando la mirada, puedes ver como unos pequeños ojos se van abriendo poco a poco. Unos ojos perturbadores, que se fijan en ti, y que comienzan a dar vueltas al mismo tiempo que una voz empieza a hablarte. Menos de un minuto necesita Inscryption, el último juego de Daniel Mullins publicado por Devolver Digital, para presentar los ingredientes de su fórmula. La intriga, el misterio y el terror psicológico nos acompañarán a lo largo de este viaje.

La persona a los mandos enseguida se ve formando parte de un perverso juego, no solo de cartas, con un misterioso contrincante que lo va guiando en las mecánicas de este peculiar duelo, que bebe de las fuentes de clásicos populares del género como Yu-Gi-Oh! Magic: The Gathering para darles una nueva vuelta de tuerca. En Inscryption las cartas sangran, protestan si van a ser sacrificadas y hablan con su propietario. Viven. O, mejor dicho, sobreviven en esa macabra escena con la que el juego te recibe.

Considero que no es lo correcto leer o ver contenido sobre este título sin haberlo experimentado antes, ya que su magia reside en la narrativa que acompaña a los sucesos a los que vamos haciendo frente. El juego siempre tiene un giro de guion a punto para cada momento. Nada es lo que parece. Conforme vamos resolviendo puzles, superando escenarios y avanzando en la historia nos vamos dando cuenta de que, realmente, todo es más complejo de lo que parecía en un inicio. Despierta sensaciones verdaderamente únicas que cualquier tipo de revelación sobre la trama, por pequeña que sea, puede echar por tierra.

La mecánica base de Inscryption se aproxima a un calco exacto de Slay the Spire, el exitoso roguelike de cartas con el que presenta muchas similitudes. El jugador recibe un mazo inicial que mejora según avanza por unos mapas con variedad de caminos a escoger. A través de los mismos, se pueden añadir cartas al mazo, mejorar las ya existente, deshacerse de las peores o interactuar con una variedad de eventos típicos de este género como comerciantes, combates aleatorios y algunos bonus adicionales de cosecha propia, claves en esta ocasión para hacer avanzar la trama principal. Todo esto, dentro de una oscura cabaña y en compañía de lo que parece ser, como poco, un auténtico psicópata que quiere jugar con nosotros antes de asesinarnos.

Es posible completar Inscryption la primera vez que nos sentamos en esa siniestra mesa, pero el juego no está pensado para esa experiencia y cuenta con mecanismos para hacerlo casi imposible. Nos obliga a morir y sentir en primera persona lo que acarrea. Un nuevo ciclo. Vuelta a comenzar. Nuevas cartas, nuevas mecánicas y nuevas interacciones a descubrir en ese pequeño habitáculo.

También es totalmente viable llegar al final de este primer acto de la historia sin descubrir todos los secretos que guarda el escenario y, como en mi caso, sin entender prácticamente nada de lo que estaba sucediendo. Nada más que unas nociones básicas que pronto tuve que descartar al derrotar al jefe final y ver que todo ese trabajo que me había costado llegar hasta allí solo abría nuevos interrogantes y desencadenaba una nueva partida. Es en este momento cuando el juego comienza a romper ya sin disimulo la cuarta pared y a bombardear al jugador con vídeos de una supuesta trama paralela en la vida real, de la que no me había percatado hasta entonces. ¿Ante qué estamos? ¿Es esto un juego de cartas? ¿Hacia dónde me lleva?

Nueva partida. Inscryption cambia en su segundo capítulo el perturbador escape room de la primera parte de la trama -probablemente la más redonda desde un punto de vista jugable y merecedora del modo infinito que se le concederá a través del mod oficial todavía en desarrollo- por un juego de cartas coleccionables a la vieja usanza. Gráficos y perspectiva de RPG clásico, un pequño mundo por explorar, nuevos personajes con los que interactuar y un montón de posibilidades con las que construir, ahora por nuestra cuenta, un mazo para superar los desafíos que se presentan.

Llegados a este punto, cabe alabar la capacidad de los creadores para ir introduciendo paulatinamente nuevas mecánicas al juego base, desde el sangre y los huesos de los sacrificios en los escenarios iniciales a la energía -muy similar al clásico maná de Hearthstone– y las gemas mágicas -semejantes a las tierras de Magic– que se incorporan en esta segunda fase. Las sencillas interacciones del principio ganan complejidad con el paso del tiempo hasta armar un juego de cartas perfectamente solvente por si mismo. Aunque, eso sí, llegados a este punto, la narrativa ya toma el control de todo lo que sucede.

Si bien esta parte no resulta tan redonda en lo jugable como la excelente introducción, en ella vamos resolviendo algunos de los misterios que se nos habían abierto anteriormente, solo para entrar en una dinámica de muñecas rusas en las que cada respuesta lleva a nuevas preguntas cada vez más complejas. Conocemos a los personajes de Inscryption, sus motivaciones, sus propósitos. Un universo pequeño, medido y que, en poco más de una hora salta por los aires cuando completamos todos los combates y vencemos al jefe final.

De nuevo vuelve a romperse la cuarta pared. Nuevos vídeos. Pantallas de carga. Archivos corruptos. Glitches. Batería baja. Fundido a negro.

La acción regresa en un escenario similar al de la primera parte, pero diferente. Cambia madera por metal y unos ojos humanos perturbadores por un contrincante robótico, que no por eso deja de disfrutar jugando con nosotros, ahora encadenados a la mesa donde sucede la acción. Seguimos siendo prisioneros.

La experiencia también cambia desde los mapas iniciales. Ahora hay puntos de control. Ahora nuestra figura se mueve con mayor libertad por un escenario que conforme exploramos descubrimos que es una recreación tridimensional del mapa del segundo acto. Volvemos a tener que resolver retos, que explorar el entorno para descubrir pistas. En esta ocasión el juego no se corta y juega él con nosotros. Con nuestras fotos, con nuestra música, con nuestros archivos, con nuestros amigos de Steam. Y, mientras tanto, seguimos sin respuestas.

Desde aquí al desenlace final, Inscryption es una carrera contra el reloj en la que visitamos nuevos mundos, divisamos de lejos otras posibilidades jugables, alcanzamos a comprender a alguno de nuestros contrincantes otrora odiados, intercambiamos las últimas manos de ese perverso juego de cartas y, por último, llegamos a la meta. Una breve revelación que nos deja todavía con más dudas y sin tiempo para procesar el abrupto, aunque ahora sí esperable, final. Pasan los créditos. El juego se cierra solo.

Cuando volvemos a iniciar la aplicación ya no queda nada. Volvemos a partir de cero. Tenemos la oportunidad de revisitar algunos de los escenarios si queremos, pero no hay resto de nuestro paso por ellos. Entre diez y doce horas fueron suficientes para experimentar un propuesta modesta en lo técnico y ambiciosa hasta el verdadero extremo en lo narrativo. Suficientes para no agotar la potencia de unos giros de guion brillantes, que consiguen no hacerse repetitivos; de una relación entre continente y contenido magnífica y que cuida con mimo cada pequeño detalle y de un juego de cartas que, pese a ser la excusa en esta gran mascarada, es satisfactorio.

Como muestra del minucioso trabajo detrás de Inscryption está la aventura de realidad aumentada que, a través del Discord de su creador, se armó para descifrar algunas partes del código del juego que contenían secretos de la trama. Una historia totalmente loca, que implica otros títulos de Daniel Mullins, mensajes de Reddit con varios años de antigüedad, coordenadas de mapas en la vida real, empresas de paquetería ficticias y mil obstáculos más. Todo un trabajo de inteligencia colectiva, inconcebible sin Internet, para obtener nada más que unos pocos textos en inglés, ruso y polaco sobre nazis, juegos de cartas medievales y planes de espionaje. Otra nueva muñeca rusa.

No es necesario profundizar en todos y cada uno de los misterios que Inscryption nos presenta para poder disfrutar del juego, pero proyectan como algo más un título memorable, que seguramente perdurará en el recuerdo de la mayoría de sus usuarios por su personalidad, su elaborado universo y su capacidad para sorprender a cada momento, incluso a aquellos que ya venían preparados para todo.

9.0

Lo mejor

  • Una narrativa que trasciende los marcos del medio. Realidad alterna, giros de guion y atrevimiento en cantidades infinitas
  • El diseño de un juego de cartas perfectamente solvente y con potencial para subsistir por si mismo
  • Un primer acto magistral, que combina las cartas con un escape room y notas de terror psicológico

Lo peor

  • Las mecánicas de las cartas pueden ser demasiado crípticas para gente no iniciada en este género
  • El segundo acto brilla en lo narrativo, pero resulta más flojo en el apartado jugable que los demás