Análisis Minit. Un minuto para conquistar el mundo

Minit. Un minuto para conquistar el mundo

Minit es un juego independiente lanzado en abril de 2018, fruto del trabajo de un grupo de cuatro personas. Quizás la más conocida de ellas sea Jan Willem Nijman, uno de los fundadores del estudio Vlambeer, creadores de Nuclear Throne. Pero también es obra de Kitty Callis, productora con Guerrilla en el magnífico Horizon Zero Dawn; del músico Jukio Kallio y del artista y diseñador Dominik Johann. Un pequeño equipo para un pequeño videojuego. Pero, a veces, solo se precisa algo pequeño para revolucionarlo todo.

Esta aventura comienza como tantas otras: con el protagonista durmiendo en su cama. Despierta, sale de su casa y da unas vueltas por los aledaños. Hasta que, medio enterrada en la arena de la costa, encuentra una espada. Nuestro personaje, un ser humanoide con una especie de boca puntiaguda, decide empuñarla. Casi podría ser el principio de un juego cualquiera de la saga The Legend of Zelda, verdad?. Con una pequeña observación: esa espada no está destinada a luchar por la Luz y salvar el mundo. Este arma tiene un maleficio, y nada mas tocarla quedamos malditos y morimos.

Pero de sucesiva despertamos de nuevo, en nuestra casa. ¿Fue todo un sueño? No, porque tenemos la espada con nosotros. También tenemos otra cosa: una maldición que hace que cada vez que pase un minuto muramos otra vez y volvamos a aparecer en nuestra cama. A partir de ahora estamos atados a ese implacable contador de segundos que siempre va bajando.

El juego contiene críticas al capitalismo y momentos varios de humor.

Descubriendo el mundo de Minit

Partiendo de esta original premisa nos toca recorrer un mundo fantástico, lleno de personajes pintorescos, para librarnos de nuestro maleficio. Por suerte, podemos ocupar otras camas para aparecer en un nuevo punto del mapa. Además, algunas de nuestras hazañas son permanentes, de modo que no tendremos que reiniciar absolutamente todo el viaje la cada minuto, con cada nueva resurrección.

El avance se produce igual que en otros títulos de acción y aventuras: no podremos avanzar hasta resolver ciertos embrollos y misiones secundarias que encontraremos por el camino. Hablar con los demás habitantes de este mundo extraño es muy importante, ya que son los que muchas veces nos dan las pistas que necesitamos de cara a nuestro siguiente objetivo. Pero también explorar hasta el último rincón, en busca de algún objeto importante que nos permita abrir atajos y nuevos caminos. O, simplemente, ver se hallamos algún secreto.

El apartado gráfico es monocromo. Todos los píxeles serán blancos y negros.

Evidentemente, como no podía ser de otro modo, Minit es muy consciente de que tenemos un límite de tiempo determinado y trata de explotarlo al máximo. Laberintos, rompecabezas que requieren de ciertas repeticiones para ser completados, recorridos llenos de enemigos que solo quieren entreternos para que perdamos unos valiosos segundos, o señores que hablan de más y demasiado lento. Todos estos elementos, que de tener tiempo infinito no serían más que pequeñas molestias, aquí consiguen generar esa sensación de urgencia a medida que el tictac del reloj se hace más intenso, avisando de que se está agotando nuestro minuto de gloria.

Aun así, aquí todo esta medido magistralmente. Las distancias y los retos están diseñados de tal forma que, a menudo, logras hacer lo que tenías en mente en el último momento. Cuando consigues desbloquear un nuevo punto de reaparición apurando los segundos finales la sensación de alivio es grandiosa.

La parte técnica

El mundo de Minit está representado, haciendo honor al juego de palabras de su título, a través de un estilo minimalista. Partiendo de los gráficos, pixelados y en obligatoria paleta de un bit. Vaya, que solo hay dos colores: blanco o negro. Con todo, se nota la voluntad de hacer escenarios ricos y variados dentro de ese aspecto retro, con muchísimos detalles y gran preciosismo en algunas zonas. La música ve en consonancia, con todo tipo de melodías chiptune que nos pueden recordar también a los primeros videojuegos dee la historia, pero compuestas con mucho acierto y que encajan perfectamente en los ambientes de la aventura.

Rompecabezas, laberintos… Nadie dijo que la aventura sería fácil.

ES verdad que, hacia el final del juego, la mecánica principal de morir a cada minuto llega a hacerse un tanto pesada. No por frustrante, sino porque una vez que se pierde la sensación de novedad, se pierde también un poco el interés. Simplemente aprendes a calcular más o menos qué puedes hacer en cada intervalo de vida y resucitar pasa a ser casi un mero trámite. Incluso se echa en falta un poco más de orientación en algunos momentos, alguna pequeña pista a mayores para saber dónde ir o qué hacer para avanzar.

A pesar de todo, no se trata de problemas graves. Minit no es un título tan largo como para que llegue a saturar en ningún caso, y tener que explorar lo mismo, volver a zonas ya conocidas para ver si ahora podemos acceder a sitios antes cerrados, es algo muy común en este tipo de videojuegos.

¿Tienes un minuto?

En definitiva, un viaje que empieza tenso pero que finaliza siendo adorable, tanto por lo divertido y bonito que es el propio juego como por el sentido del humor que desprende, con una pincelada, o incluso dos, de crítica al capitalismo. Lo puedes encontrar en PC, Xbox One, PS4 y Switch, la un precio muy accesible en cualquiera de las plataformas. De modo que no vas a tener problemas para poder jugarlo… siempre que tengas un minuto, claro.

Análisis elaborado por Rafael Pérez ‘Zorzamoth’.

8

Lo mejor

  • Los apartados artísticos, música y gráficos tienen un minimalismo cuidado pero delicioso
  • El diseño, elaborado con gran precisión
  • El sentido del humor que contiene
  • ¡Tienes opción de ser vegano! ¿Cuántos juegos dejan escoger ser vegano?

Lo peor

  • No siempre está muy claro cuál es el siguiente paso para avanzar
  • La mecánica principal se vuelve un poco repetitiva hacia el final
Redaccion

Revista Morcego, o perfil para subir a información xeral, do día a día.