Nueva generación a la vista :: ¿Qué podemos esperar de ella?
La novena generación de consolas se encuentra ya a la vuelta da esquina. A lo largo de las dos próximas semanas, tanto la Xbox Series X como la Playstation 5 estarán a la venta en nuestras tiendas y, por lo que parece, con una importante recepción por parte de los jugadores. Por el momento –y especialmente en un año tan incierto como este– poco sabemos de los planes a largo plazo tanto de Sony como de Microsoft pero, ¿qué podemos esperar de esta nueva generación?
Primeramente, todo apunta a que la particular “guerra” entre las compañías nipona y estadounidense será más igualada que nunca. Ambas cuentan con un importante número de estudios first-party e Microsoft viene de plantar cara a los potentes exclusivos de Sony con su novedoso Game Pass que hace accesibles un montón de juegos a un precio prácticamente ridículo. La apuesta fuerte de la división que encabeza Phil Spencer por este servicio de suscripción –al que Sony trata de hacer frente con Plus Collection– puede ser uno de los factores más importantes de esta generación, pues, igual que pasó con el cine y las series, trata de pivotar el mercado hacia lo digital, desbotando el formato físico. Quedará por ver si el streaming formará parte de este nuevo modelo de negocio –el servicio PS Now trata de “arreglar” el problema de Sony con la retrocompatibilidad–, pero viendo el nulo éxito de Stadia por el momento, parece que no será lo que los jugadores elijan.
En cuanto a los juegos que nos deparará esta novena generación, espero que el catálogo ofrezca una mayor diversidad de títulos ahora que la potencia de estas nuevas máquinas hace posibles cosas como eliminar las pantallas de carga por completo. Es hora de apostar más por innovaciones técnicas en lugar de vendernos gráficos (más) hiperrealistas y elementos estéticos espectaculares. Deathloop es un buen ejemplo, un shooter en primera persona con conceptos interesantes como ese bucle temporal del que hay que salir para ganar. En pocas palabras, potenciar la diversión por encima de la espectacularidad. En este sentido, creo que los estudios independientes verán incrementada su importancia dentro de la industria. En un contexto en el que los first-party triple A valen 80 euros, seguro que los jugadores apostarán más por estos juegos más alternativos y –a menudo– con ideas innovadoras que, además, son más económicos.
La generación que dejamos atrás nos dejó un debate a raíz de las declaraciones que Frank Gibeau, directivo de EA, hizo sobre la obsolescencia del modelo de single player. Durante un tiempo, cada juego de grandes desarrolladoras venía empaquetado con un modo multijugador, pues parecía que el discurso había calado en la industria. Pero el éxito de entregas como The Last Of Us, Red Dead Redemption 2, God Of War o Marvel’s Spiderman revirtió esta tendencia y el multijugador online, en el que actualmente gobiernan con mano de hierro los battle royale, convive pacíficamente con las experiencias de un solo jugador.
Una de las novedades que traerán tanto la Xbox Series X como la Playstation 5 con respecto a sus predecesoras es la retrocompatibilidad, como mínimo, con los juegos de la anterior generación. Esta decisión –prácticamente demandada por la totalidad de la comunidad– terminará, más que probablemente, con uno de los vicios más exagerados que estudios y distribuidoras llevaron a cabo en los primeros años de la Xbox One y PS4: las remasterizaciones de títulos que habían vendido bien en los sistemas anteriores y que eran injugables en las nuevas máquinas cuyo único valor añadido era una mínima mejora gráfica –el salto da séptima a la octava generación no supuso importantes avances técnicos– y, en el mejor de los casos, el contenido descargable incluido. A la venta, por supuesto, por el precio completo. En lugar de esto, ahora tenemos diversos títulos intergeneracionales para los que, en la mayoría de los casos, comprar la copia de la anterior generación nos garantiza una copia digital gratuita de la nueva. Siguen siendo remasters con mejoras técnicas y visuales, con la salvedad de que esta vez no toman el pelo a los consumidores y los tratan con el respeto que merecen.
Es de esperar que esta próxima generación sea una muy larga, quizás más que las dos anteriores. No parece que vaya a haber muchos avances técnicos en el futuro próximo y estas máquinas tienen mucho potencial para exprimir. Además, la crisis económica derivada de la actual pandemia no será corta; predeciblemente, las consolas no se venderán con la misma celeridad que en condiciones normales y el aumento del precio de los triple A y first party también reducirá el acceso a ellos durante su ventana de salida. Esto, añadido al impacto que la crisis tendrá en los propios estudios, que todavía está por ver, probablemente hará que esta novena generación se desarrolle más lentamente y dure más.
En resumen, este mes de noviembre daremos la bienvenida a una nova generación de juegos y videoconsolas en un contexto socioeconómico complicado pero que definirá la que en los últimos años se ha convertido en la primeira industria cultural a nivel global tras sobrepasar al cine y a la música. Seguro que nos traerá más alegrías que decepciones.