Análisis Xenoblade Chronicles 2: Torna. Retorno de un futuro clásico

Xenoblade Chronicles 2: Torna. Retorno de un futuro clásico

Cuando hablamos hoy en día del contenido adicional de un videojuego pensamos en misiones secundarias cuestionables, objetos cosméticos, incentivos de reserva y demás parafernalia para extender artificialmente la vida útil del mismo a cambio de vaciar un poco más nuestros bolsillos. Lo que nos muestra Monolith Soft con Xenoblade Chronicles 2: Torna, the golden country es que no está reñido este tipo de contenido, puramente comercial, con la expansión real de un juego. Y es que la palabra expandir se queda corta cuando hablamos de este juego, que a todas luces parece un título nuevo. Apenas nueve meses de trabajo duro han servido para mejorar el aspecto gráfico, la jugabilidad, los extras del juego original y hacerlo, además, redondeando una historia parcialmente contada durante el periplo de Rex y Pyra.

Con esta expansión nos encontramos ante una precuela de lo que fue el fantástico Xenoblade Chronicles 2. Los acontecimientos narrados distan cuatrocientos años en el pasado de la historia principal y nos sitúan, sobre todo, a lomos del titán Torna para darnos a conocer la historia de una nación convertida en campo de batalla en la guerra de los Égidas, Blades supremos hijos de El arquitecto.

Aunque podemos elegir qué personajes controlar con total libertad, nuestros protagonistas tal y como lo muestra la narrativa son Lora y Jin, Piloto y Blade respectivamente y que ya conocíamos de la entrega principal. Si bien quien haya jugado a esta sabrá como termina la precuela, por eso es vital no ahondar demasiado en la descripción de la historia puesto que la carga emocional experimentada a lo largo del viaje, con sus giros argumentales incluidos, son de lo mejor que uno ha visto en el género JRPG de los últimos años y un broche final espectacular a nuestra andadura por Alrest.

La primera diferencia que salta a la vista con respecto a Xenoblade Chronicles 2 es el aspecto visual. Y es que, a pesar de ser este un juego excelente, fue duramente criticado (y no sin razón) por la regular optimización de su apartado técnico, algo especialmente notorio en su versión portátil.

Con esta expansión tenemos una mejora bastante evidente por el hecho, entre otras cosas, de usar un nuevo motor gráfico. Por supuesto es algo meramente estético, pero dada la belleza del Alrest, el mundo donde se desarrolla la historia, es de agradecer esta mejora. Ahora que nos hemos sacado de encima el apartado técnico, pasemos a lo importante: la jugabilidad.

Las tres entregas de la saga Xenoblade salidas en Wii, WiiU y Nintendo Switch han contado con una jugabilidad basada en ataques automáticos mientras el jugador usa habilidades llamadas artes, con diferentes funciones y características, que se adaptan a cada situación en la lucha. Lo que viene siendo un combate por turnos a tiempo real.

Si en Xenoblade Chronicles 2 teníamos un elenco enorme de Blades y diferentes artes para escoger entre cada arma pero solo podíamos controlar al personaje humano (Piloto), en Torna, the golden country esto se ha visto modificado para poder intercambiar entre Pilotos y Blades. Lo que por un lado perdemos al tener menor número de Blades y artes, por otro lado lo recuperamos pudiendo alternar entre personajes, con sus correspondientes mejoras en combate, artes y habilidades únicas, activas y pasivas. Una pequeña simplificación que supone un gran cambio respecto al sistema de combate original y que hace, en mi opinión, un poco más accesible el título al público poco adaptado al JRPG.

Una de las principales novedades, aunque algo desaprovechada, es la categoría de Prestigio. Según realicemos misiones secundarias y hablemos con personas por todo Alrest, se irán añadiendo al menú de Prestigio, que no es si no un medidor de nuestra popularidad a lo largo y ancho del mundo.

Y digo nuevo sistema desaprovechado porque se limita a abrirnos nuevas misiones secundarias cuando aumentamos el nivel de nuestro prestigio después de haber añadido a un determinado número de ciudadanos. Este sistema estaría bien si no fuese porque en la recta final de nuestra aventura se nos obliga a realizar misiones secundarias hasta conseguir un determinado nivel para poder encarar el final, lo que a todas luces es prohibitivo para personas que solo quieran disfrutar de la narrativa, pero que tiene cierta lógica ya que necesitas tener un nivel de personaje y Blade decente para no frustrarte durante el último combate.

Mención breve a la banda sonora ya que la original es magnífica y en este título se ha optado por crear varios temas originales en consonancia y versionar otros con carácter progresivo y toques de jazz. Todo un acierto, aunque en mi opinión le resta cierta épica a una historia de fantasía.

La conclusión final es que cuesta encontrar hoy en día, fuera del mundo indie, videojuegos  a los que se les trate con tanto cariño y dedicación, equilibrando el éxito comercial con el artístico. Este es, sin duda, un juego imprescindible para Nintendo Switch, para cualquier amante del JRPG y para aquellos abiertos a experimentar toda la crudeza y recompensas propias del género.

9

Lo mejor

  • La enorme cantidad de contenido para lo que es una expansión a la vieja usanza
  • El sistema de combate es adictivo y te incita a probar diferentes combinaciones, aunque se haya simplificado un poco
  • Una banda sonora que pone los pelos de punta
  • Es muy sencillo empatizar con sus personajes y acabar metido de lleno en la historia

Lo peor

  • Las misiones secundarias carentes, en su mayor parte, de interés y casi obligatorias
  • El caos de efectos y colores que llegar a haber en algunas batallas y que puede despistar
Ismael Vidal

Músico e profesor. Apasionado dos JRPG e namorado de buscar cómics antigos en tendas esquecidas