Análisis Luigi’s Mansion 3 :: Un hermano que brilla con luz propia

Luigi’s Mansion 3 :: Un hermano que brilla con luz propia

Bien podría parecer la siguiente sentencia una apreciación primitiva, poco analítica y quizás evidente: «Solo Nintendo hace obras como Nintendo». Es una oración boba en contenido, pero recoge una idea fundamental dentro de la industria del videojuego, demostrable a lo largo de las últimas tres décadas, que no es otra que aquella que explica cómo la compañía de la Gran N juega a un deporte muy diferente al de sus rivales empresariales, si así se pueden definir.

Si Sony y Microsoft tienen una evidente guerra de productos y obras, materializada luego en una absurda carrera entre jugadores, Nintendo se entretiene en otro estadio. A veces en compañía, en colaboración con otros; a veces, sola.

Luigi’s Mansion 3 es la enésima prueba de la autenticidad de Nintendo. Es otra obra singular, otro hit que golpea sin piedad a través de una propuesta fresca pero clásica, divertida y enriquecedora. Otra aventura que cumple ese estándar máximo de la empresa japonesa, fabricar un producto para todos los públicos, capaz de divertir a cualquier jugador, más allá de edad, clase o situación. Una obra de carácter universal, con lo que todo ello supone.

Siguiendo con las analogías, existe una muy extendida, que sitúa a Nintendo como la Pixar de los videojuegos. Un colectivo de trabajadores capaz de generar obras deliciosas que pueden ser vistas desde diferentes posiciones, pero que en la práctica cumplen la difícil tarea de contentar en una misma sala a adultos de más de cuarenta años y a niños de no más de ocho.

Así, la nueva aventura de Luigi, uno de los hermanos más famosos de la historia pop, podría simular ser un juego vestido de cierto aroma infantil, tanto en sus mecánicas simples como en su historia o su apartado gráfico; pero también podría ser entendido como un título genial, con mecánicas robustas, lejos del aburrimiento, además de contar con una narración relajada y divertida, y un apartado visual glorioso que roza con los dedos el límite de la máquina híbrida.

De idea a imprescindible

El primer capítulo de Luigi’s Mansión apareció para GameCube hace casi dos décadas. La apuesta de Nintendo llamó la atención al presentar una aventura bastante alejada del formato en el que Mario había brillado siempre. La aventura de su hermano, vestido de verde, era una cosa bien distinta. Convenció y fue aplaudido.

Más de diez años después, Next Level Games llevó a Nintendo 3DS una continuación que renovaba la propuesta con un producto personal y divertido, pero es con esta entrega en la que uno se da cuenta de que Luigi’s Mansion ha alcanzado un punto de no retorno como obra propia, con carácter, capaz de rivalizar con clásicos como Donkey Kong Country o Super Mario Odyssey, pasando a ser un juego imprescindible para cualquier poseedor de una Nintendo Switch.

Todo el juego luce fenomenal gracias a unos personajes especiales, diseñados con evidente mimo.

Suena exagerado, pero es la sensación que ofrece desde que se inicia el juego. La capacidad de pensar que uno está ante una aventura equilibrada, divertida y con ganas de ser algo más que unos píxeles. Quizás la propia Nintendo haya hecho de Luigi’s Mansion 3 su tapado este año. Su llegada no ha sido precedida de toda expectación que sí se ha visto con títulos como Fire Emblem: Three Houses, Super Mario Maker 2 o Pokémon Espada / Escudo. Por supuesto que muchos sí habrán ido siguiendo su desarrollo y evolución, sus adelantos y sus muestras, pero la percepción final de obra maestra se contrapone de manera extraña a su aterrizaje sin demasiados fuegos artificiales.

Quizás sea también eso parte de la sorpresa que es esta tercera entrega; ser el típico regalo, el mejor, que en vez de estar bajo el árbol dentro de una caja de enormes dimensiones, apenas necesita unos centímetros cuadrados.

No, Luigi’s Mansion 3 no es perfecto, no es la obra definitiva del milenio, tampoco la mejor de Nintendo esta generación, pero es muy probable que aparezca sin despeinarse dentro de esa popular lista de candidatos al GOTY. Pronto saldremos de dudas. Mi voto, por supuesto, lo tendría para figurar en ella.

La historia de siempre (mejor que nunca)

¿Para qué inventar una nueva excusa si la vieja sigue cumpliendo? La última aventura de Luigi recupera la premisa clásica de llegar a un hotel en busca de unas merecidas vacaciones y comprobar que todo deriva en una misión de salvamento. Mario, Peach y Toad los objetivos a rescatar. ¿Los enemigos? Fantasmas que tienen por diversión el tratar de impedir nuestro triunfo. Lo de siempre, sí, pero funcional.

En la práctica, la idea es que el jugador vaya recuperando los diferentes botones del ascensor que da acceso a todas las plantas del edificio. No se desvelará aquí qué hay en cada planta, pues este misterio influye directamente en la jugabilidad del título, siempre cambiante, sorpresiva.

Este tercer capítulo quiere que nos olvidemos por un rato del backtracking, aunque contenga ciertos retazos, y apuesta porque cada planta del hotel sea dueña de su propio universo. Sí, hay una unidad temática central en las habitaciones del Hotel Gritz —fantasía de nombre—, pero se ha querido apostar por una mayor independencia en cada uno de los pisos, donde se representan todos los espacios básicos de un hotel de lujo desde el vestíbulo, al comedor, al auditorio, el aparcamiento…

La expresividad de Luigi está muy conseguida, desde su forma de andar hasta sus muecas.

Es en cada uno de ellos donde, más allá de la historia principal, Next Level Games propone historias propias, autoconclusivas, generalmente centradas alrededor de la figura de un jefe de nivel al que haremos frente en el tramo final. Ayuda a mantener la atención y el interés, desde el principio hasta el final. ¿Cuánto tiempo? Lo que dura Luigi’s Mansion, entre 13 y 16 horas. Dependerá un poco de cómo explores o de si en algún momento se te resiste algún puzle.

No. No es un juego desafiante. La aventura del hermano de Mario es divertida y funciona muchas veces como una comedia donde cada apertura de cajón busca provocar una risa debido a la reacción del protagonista, pero no es un reto real. Esto, por motivos evidentes, poco debería importar o poco se debería echar en falta.

Aspirar siempre es divertido

Antes de comentar las diferentes herramientas con las que Nintendo ha querido dotar a Luigi, conviene recalcar el hecho (muy relevante) de que todo en el Gritz se siente vivo y manipulable. Desde las mesas, a las sillas, a las paredes, a la máquina de café, las sabanas, las maletas, los cuadros… TODO. El juego quiere que experimentemos, que vayamos tocando todo. A la inversa de cómo funcionaría un museo de arte, Luigi’s Mansion 3 quiere que saltemos, destruyamos y aspiremos cada rincón del escenario.

La recompensa se contempla en forma de monedas que luego podremos usar para comprar ciertas mejoras que hacen la vida un poco más feliz, pero la realidad es que el premio es el arte por el arte, la destrucción por la destrucción. Mira, ¿pero no toques? Nada de eso. Mira, toca, aspira y expulsa. Todo vale.

Eso abre un abanico de posibilidades a la hora de explorar el escenario. Arrojar objetos, destruirlos contra otros, hallar ese coleccionable que faltaba debajo de una sábana o en un agujero minúsculo de la pared… Es difícil de explicar cómo no puedes abandonar una estancia sin haberla explorado de arriba abajo antes de continuar.

Así, la Succionaentes GO-1000 se convierte en un arma infalible contra los fantasmas y como magnífica catalizadora para el resto de mecánicas. Además de aspirar, también podrá echar el aire hacia afuera, propulsar a Luigi y, más adelante, lanzar la ventosa Chupoun o duplicar la interacción con Gomiluigi, un clon verdoso que amplía la resolución de puzles aunque no se lleva nada bien con el agua.

El GOM-1L es una herramienta multiusos que nos permitirá combatir, interactuar con todo el escenario y resolver puzles.

Es el Profesor Fesor el que nos guía en la utilización de los nuevos artilugios. Es un personaje divertido, fundamental dentro del título, pero que quizás peque de demasiada presencia en algunos puntos. Es un tanto repetitivo en las explicaciones, explicaciones que por otra parte simulan evidentes por momentos. De acuerdo, mejor que sobre y no que falte, aunque si hay un algo que no llegué a entender con el manejo de la GO-1000 —o GOM-1L— es la poca pericia del estudio durante el primer tutorial de decirnos que una determinada acción se realiza con un botón —cuando en realidad podemos seleccionar entre dos para hacerla, siendo el que no se nos dice, muchísimo más cómodo—. Nada grave, pero sí curioso.

Eso sí, los jefes de nivel son una gozada. Simple y llanamente. Son enfrentamientos diferentes que superan por mucho a los vistos en Super Mario Odyssey, al apostar por enfrentamientos con personalidad, mecánicas concretas y diseños geniales. Next Level Games ha hecho un trabajo que ridiculiza el visto en otros títulos y hace crecer la excelencia de Luigi’s Mansion 3 hasta donde se vislumbra el techo de Switch. Todo un acierto. Hay duelos geniales, que desearás que no terminen para seguir jugando. Pero claro, siempre está la idea permanente de que luego vendrá algo mejor… y casi nunca falla.

Más fantasmas, por favor

¿Un pero? Que no haya mayor variedad de enemigos. Los fantasmas pueden vestir prendas y tener ciertos diseños, pero la lucha contra ellos, que es divertida, acaba por ser un poco repetitiva por el hecho de realizar siempre el mismo combo: los aspiramos y luego los golpeamos contra el suelo como una especie de combo letal. Así como los escenarios si mudan su aspecto, los enemigos no tanto.

A través del laboratorio del Profesor Fesor podremos ver los diferentes tipos de espectros que vayamos capturando. Hablando de inventos. El menú de pausa se inspira en la legendaria Virtual Boy, el intento fallido de Nintendo de entrar en la realidad virtual a mediados de los 90. Un fracaso histórico que aquí se convierte en una herramienta irónica, un detalle sublime que demuestra el buen humor de la compañía.

El Rey Boo se presenta como uno de los antagonistas principales, pero no el único.

Sin más dilación, recordar que Luigi’s Mansion 3 se coloca como uno de los juegos con mejor aspecto visual en Nintendo Switch. La cantidad de acciones que aparecen en pantalla, de monedas, de billetes, de partículas… roza lo ridículo. El juego luce muchísimo mejor que otros títulos de esta generación en consolas, en teoría más potentes, lo que vuelve a resaltar la enorme labor realizada por Next Level a la hora de crear este nuevo capítulo.

Las expresiones de Luigi, su forma de andar, sus gestos… Un libro abierto de emociones que permite el aspecto mudo del personaje. No hace falta hablar más allá de las dos palabras de rigor. Si se le añade una banda sonora de libro y una serie de efectos bien traídos y amables, poco más queda por decir, más allá de las sorpresas que encierra a la hora de ser vivido.

Existe un modo multijugador bastante competitivo, eso sí. Se llama Luigi contra Luigi y expande la vida útil del juego todas las horas que queramos. Aquí podremos encontrar tres formas de diversión: Pescamonedas, Atrapafantasmas y Disparacañones —los nombres hablan por sí solos—. Hasta ocho Luigis compitiendo por la gloria. Ni los cumpleaños ni los botellones en casa volverán a ser lo mismo.

También está disponible, una vez avancemos en la historia principal, la Torre de Desafíos, también multijugador —aunque puede ser jugada en solitario— tanto local como en línea. En ella deberemos encontrar un fantasma concreto durante un período de tiempo limitado, de ahí que el factor cooperativo haga las cosas muchísimo más fáciles. Es un escenario al margen del hotel.

Luigi, con todas las letras

Más allá de ser un buen juego, Luigi’s Mansion 3 trae consigo la materialización total de la importancia del hermano de Mario dentro del universo de Nintendo. Si con sus dos capítulos anteriores ya se había elevado como un protagonista más que válido, en esta ocasión firma un papel genial, dentro de una obra que figurará en los más alto del catálogo de Switch a la hora de buscar calidad y entretenimiento.

Queda configurado como una obra básica para entender este 2019 y para entender la idea artística y creacional de Nintendo dentro de la industria del videojuego. Otro exclusivo brillante. Otro juego luminoso. Y ya van unos cuantos.

Luigi deberá demostrar ser, de nuevo, un protagonista a la altura, no solo un secundario dentro del universo de Nintendo.

9.5

Lo mejor

  • El Gritz, sus escenarios, sus habitaciones... Un edificio vivo y bien diseñado
  • La diversión que lleva por bandera, convirtiéndose en una comedia para todos los públicos
  • La interacción con casi todos los elementos que encontramos
  • Los jefes finales de cada nivel, para recordar
  • Un Un apartado gráfico y sonoro espléndido
  • Desprende personalidad propia

Lo peor

  • Poca variedad de enimigos, pero nada grave
  • Los combates "normales" pecan de cierta repetición
Carlos Pereiro

Creador de Morcego. Escribo cousas, falo de cousas e encántame escoitar cousas.