El Gobierno avanza en la inclusión de las cajas de loot a la Ley del Juego

Poco a poco, las conocidas como cajas de loot, cajas de botín o loot boxes se han ido colocando en el punto de mira de la Administración. Mikel Arana, director general del Juego, ha confirmado en declaraciones oficiales la intención del Ministerio de Consumo de incluirlas en la próxima reformulación de la Ley del Juego.

Es pronto para celebrar, es cierto, pero es un paso más en la regulación de uno de los elementos más polémicos que habitan los juegos, cada año de manera más habitual. La idea de su inclusión en la nueva ley sería definir las loot boxes como juegos de azar. ¿Qué ocurriría si se lograse? Solo los mayores de edad podrían adquirir este producto digital.

Cualquiera que haya comprado alguna caja de botín a lo largo de su vida, sabrá que su comportamiento y su forma no dista mucho de la típica tragaperras que esperan a los incautos en cualquier bar. El Ministerio de Consumo cree que el comprar las cajas de loot puede incitar comportamientos compulsivos asociados al azar, así como normalizar prácticas nocivas, fomentando dinámicas de juego y apuestas.

Otro elemento importante, mencionado por el Ministerio de cara a la regulación, viene dado por el desconocimiento de la mayoría de tutores sobre la existencia de este tipo de elementos en videojuegos que muchas veces son gratuitos, lo que impide su control. «Queremos tomar medidas para poner remedio a una cuestión que se está produciendo y que puede ser peligrosa en el futuro. Y es que las loot boxes sean una práctica de entrada al juego por parte de niños, adolescentes y de población muy joven. Teniendo en cuenta además, que por los datos y estudios que tenemos, la población más joven es la más vulnerable a consolidar esas prácticas peligrosas de juego en el futuro», ha comentado Arana en una entrevista concedida a El Diario.

No es la primera vez que el Gobierno habla sobre comenzar a legislar más duramente estas prácticas, acción que ya se ha aplicado en Francia o Bélgica, obligando a compañías como Valve, Electronic Arts o Blizzard a modificar sus títulos en estos países. Compañías como Take-Two han tenido que pagar, incluso, sanciones económicas.