Análisis Devil May Cry 5 :: Este infierno sienta muy bien

Devil May Cry 5 :: Este infierno sienta muy bien

De abrirse las fauces del infierno, de confirmarse su existencia, de comprobar que las descripciones de Virgilio en la Eneida, de Homero en La Ilíada  o de Dante Alighieri en la Divina Comedia son reales, convendría, más que probablemente, empezar a rezar. En ese caos de almas en pena, de un Apocalipsis recorriendo las calles, la evidencia recaería sobre los seres humanos. De rodillas, nos postraríamos ante el final, juntaríamos las manos, bajaríamos la cabeza y a continuación pediríamos un milagro, un dios salvador. Mirando al cielo, más de uno gritaría: “¡Sálvanos Dante! ¡Sálvanos, oh, hijo de Sparda!”. Pues si hay demonios, también debe haber cazadores.

Devil May Cry 5 llega para recordarle dos cosas al mundo. La primera, que el género hack & slash es esa rama de los videojuegos donde cuando todo funciona, cuando todo encaja, se alza como una auténtica mina de diversión y adrenalina. La segunda, que Capcom es una de las compañías de videojuegos más en forma del momento. Avisó con Resident Evil VII, sacó nota con Monster Hunter World, lo pasó bien con Mega Man 11, tocó el cielo con Resident Evil 2 y, ahora, le da a Dante (y al público) el mejor Devil May Cry hasta la fecha.

El nuevo título de la compañía japonesa es la resurrección completa de una saga hoy por hoy legendaria y que empezó allá por el año 2001, cuando no pocos metieron el disco negro de Devil May Cry en su PlayStation 2. Allí comenzó una historia de altibajos, aunque a grandes rasgos de más éxitos que penurias. Dante se ha alzado como el cazademonios por excelencia de una generación. Su pelo blanco, su gabardina granate, sus dos pistolas, su espada, su… Todo en él es una especie de simbolismo puro, de cómo debería ser el asesino de bestias contemporáneo. Su regreso es espectacular.

El juego cuenta con un modo foto, que sin ser un alarde técnico, permite obtener buenas tomas.

Buena parte del éxito que Devil May Cry 5 gozará en los próximos meses partirá de su sobresaliente estética. El RE Engine es un motor gráfico que seguro ha superado las expectativas de más de uno. Cada escena que sucede en pantalla es un pequeño gustazo audiovisual. Una especie de respuesta sin pregunta, que reza: “sí, es una pasada, lo sabemos”. Capcom ha hecho un trabajo antológico en el rendimiento, a sabiendas de que es imperdonable que un juego de estas características sufra de pérdidas de fotogramas durante la acción. Han cumplido el objetivo, y han sacado a escena una serie de personajes de enorme belleza y detallismo. No solo el trío protagonista, el conformado por Nero, V y Dante. Nico luce increíblemente bien, quizás sea el personaje mejor diseñado de todos los que abrirán la boca a lo largo de la aventura. Ayuda su actitud y sus diálogos, pero el mimo que desprenden sus ojos, su pelo, su ropa y sus tatuajes encandila.

La sangre empapando las ropas, el pelo; las chispas que saltan en los choques entre las tijeras de las parcas y los cazadores, la danza mortal de balas y filos que se recrea en pantalla pasará a la historia como uno de los puntos álgidos de esta generación de consolas. Si esta es una de sus despedidas, uno de sus adioses, hay que decir que es más dulce que amargo. Ojalá todos fueran así.

El desconocido, el joven y el mito

Tres personalidades distintas para un total de veinte misiones. Unas ocho horas de juego la primera vez. Podría parecer poco, pero este es un título que se repite no una vez, sino varias veces. Siempre ha sido así con Devil May Cry. Ya lo dijo Amantine Lucile, el final es un objetivo, no una catástrofe. En el caso de esta quinta entrega numérica, no hay mayor verdad que esa. Una meta que alcanzar y a la que volver unas horas después, sin mayor preocupación, aunque sí con una dificultad más alta.

No conviene hablar demasiado de V. Su identidad, tal y como arroja su nombre, tiende al misterio y a los equívocos. Ponernos en su piel es fresco y estimulante. A diferencia de Dante o Nero, el hombre que combate recitando versos del siglo XVI lo hace a través de sus invocaciones. Ellas luchan por él. Una apuesta original que sorprende de primeras y que no alcanza la profundidad en los combos de sus compañeros, sobre todo de Dante, pero que se desarrolla de manera espectacular.

Es un luchador a distancia, preocupado solo de rematar a sus enemigos con un botón, y de dar órdenes a sus esbirros con el resto. Sus misiones se antojan divertidas y los combates con los jefes finales muy bien resueltos, orientados a su estilo particular de lucha. No goza del humor de Nero, tampoco de la brutalidad de Dante, pero su aparente fragilidad esconde más de una sorpresa.

El sistema de combate de V no ofrece tanta variedad como el de sus compañeros, pero es vistoso y espectacular.

Compartiendo protagonismo, Nero se presenta como ese cazademonios que ya sabe cómo salvar una ciudad, aunque sobre él se proyecte la leyenda de un Dante que a veces lo tacha de “estorbo”, algo que repercute en su orgullo. Su brazo demoníaco no estará disponible en esta aventura, cosas del guion, por eso Nico irá inventando diferentes prótesis que le permitirán ser el auténtico rey de los combates dinámicos y a la vez excéntricos.

Los Devil Breakers resultan ser unas herramientas, como poco, vistosas. Hay de diferentes tipos y sus efectos van desde ralentizar el tiempo a soltar una poderosa onda de choque, pasando por látigos extensibles, perforadoras o brazos cohete. Son parte indispensable del combate con Nero y sacan al jugador más de una sonrisa (y una carcajada) debido a lo paródico que resultan a veces. En la otra mano está la Red Queen, y con ella los demonios verán sus extremidades volar en pedazos. Como es habitual, a todos los personajes se les pueden comprar habilidades, mejoras para sus armas y demás mecánicas. Es imposible hacerte con todas las mejoras en una sola partida, por supuesto, aunque sí se conservan entre ellas. La rejugabilidad no es una opción, es una obligación real.

Dante. Lo de Dante. Capcom ha querido en esta ocasión cumplir el sueño de los seguidores de la saga y les ofrece la mejor versión que uno podría imaginar del hijo de Sparda. La cantidad de posibilidades que ofrece su combate es absurda. Varias armas de fuego intercambiables con un gatillo, lo mismo de cuerpo a cuerpo y a mayores cuatro estilos de combate radicalmente diferentes que se escogen con la cruceta.

Aparece en el momento justo de la historia, ese en el que uno lo echa en falta. La primera toma de contacto con él quizás asusta, pero a los pocos minutos y el muy buen trabajo de los tutoriales del estudio, la cosa ya fluye por si sola. Las armas de las que dispone Dante son gloriosas. En las retinas quedará grabada la locura de la moto y sus combos, pero armas como la King Cerverus, un Nunchanku transformable, son pura poesía para los amantes de las largas y curradas combinaciones manuales de golpes. Es una gozada aporrear el mando y jugar con Dante. Su jugabilidad está a un nivel superior que sus dos compañeros, hecho de evidente intencionalidad.

Los demonios también narran

Aunque la franquicia Devil May Cry no debe su fama al tratamiento de su narrativa, o a  la historia que encierra, Capcom sí ha querido darle a la de Devil May Cry 5 un empujón especial. No se debe esperar ningún giro de guion brutal, tampoco una trama que encierre una enorme profundidad o una gran carga psicológica, pero sí está bien envuelta y ordenada, y con la potencia suficiente para que el jugador prefiera disfrutar tranquilamente de las cinemáticas que pulsar el botón de Start y ahorrárselas.

Urizen es el principal antagonista de DMC5.

Es encomiable el esfuerzo de Capcom en dotar de humanidad a todos los personajes que se suceden en pantalla, lejos de aquel soporífero narrativamente Devil May Cry 2. No es broma, en el propio resumen que incluye el título sobre la historia de Dante y compañía, no se le dedican más de diez segundos a la segunda entrega. Sobran los motivos. En esta nueva entrega se entiende bien el papel que juega cada quien. Se advierten momentos emocionantes pero también divertidos, con un peso de épica que recae sobre Nero. Y hasta aquí se puede leer. Basta decir que la influencia de la literatura clásica, griega o latina, va más allá de los nombres de los protagonistas y también toma elementos de su temática y estilo: la tragedia y la epopeya, o los problemas entre deidades y sus vínculos familiares.

Es un cuento completo, con principio y final, contado de manera no estrictamente lineal. Las misiones avanzan en su mayoría en orden cronológico, viéndose este alterado, sobre todo, con el comienzo de cambio de personajes. Basta un poco de atención para no perderse e incluso ir atando algunos cabos por el camino.

Meto cuchillo, saco tripas

No hay héroes sin villanos. No hay leyendas sin monstruos a los que hacer frente. La mitología griega es enormemente rica en ellos, por eso no resultado extraño que Devil May Cry 5 opte por dotar a sus criaturas de aspectos geniales, cuidados y ricos. Y no solo hablo de los jefes finales. Todo bicho que se cruce en nuestro camino contará con su debida presentación y disfrutaremos machacando a unos y a otros.

Los hay más rápidos y más lentos, más pequeños y más grandes. Incluso los hay más repugnantes. El infierno es morada de criaturas viles, pero que en la práctica no suponen un problema mayor para un cazador experto.

No se podría decir que los jefes finales alcancen cotas de emoción y épica que los haga pasar a la posteridad de la industria, pero aportan lo que deben aportar. Además, su número no es escaso, y cumplen bien la función de ser el reto real de cada misión, llegado el momento. Generalmente serán seres de gran tamaño, sedientos de sangre y con bastante mala uva. Con algunos incluso compartiremos alguna que otra palabra, aunque su destino haya quedado sellado tras cruzarse con quien no debían.

Dante posee multiples estilos de lucha con los que se pueden crear combos enormes y dinámicos.

Los escenarios son un punto fuerte al principio de la aventura. Si hay una crítica que hacer a DMC5 recaería, sin duda, en el obvio desdén hacia este apartado en la parte final de la campaña. Es cierto que la mayoría de las últimas misiones recaen en un mismo punto y es difícil inventar localizaciones de la nada, pero la sensación de atravesar una serie de mazmorras y salas casi idénticas está ahí, revoloteando, y contrasta con un principio brillante, en el que se recorre la ciudad, se entra en sus edificios, se salta por sus tejados, sus puentes; y se baja al metro, o se lucha con una parca en una biblioteca… La explicación a esa monotemática del la recta final es evidente según lo que marca la trama, pero no deja de acechar como una sombra.

Entrados en materia, y por seguir con posibles oscuridades, es típico mencionar que la cámara puede dar problemas, aunque no sea un defecto a destacar dentro dee un hack & slash. Es muy difícil que a la velocidad que sucede todo y la cantidad de enemigos que hay en pantalla no surja algún problema puntual. El mayor pero de DMC5 es la existencia de su modo en línea que, a día de hoy, tras unas decenas de horas, no sé muy bien qué aporta. Su implementación es confusa, vaga, y, realmente, de no existir no sucedería nada, absolutamente nada. Permite el cameo de otro jugador en nuestra partida, y el poder votar su acción al final de la misma pero… la sensación de que no aporta nada es tan obvia que sonroja al usuario si se para a pensarlo unos segundos, más que nada porque no acaba de estar justificada su presencia ni su objetivo real, más allá de salirnos en pantalla algún que otro aviso sobre con quién “jugamos”.

La gracia de ser un demonio

Devil May Cry 5 se confirma como uno de los títulos de acción indispensables este año. Ha cumplido con las expectativas puestas sobre su nombre y, de nuevo, pone a Capcom en el ojo mediático, pero en esta ocasión, y ya van varias, para bien. ¿Seguirá algún día Konami el mismo camino?

Tras un febrero cargado de lanzamientos pero que acabó por desembocar en varias desilusiones palpables, la nueva aventura de Dante funciona como bálsamo rejuvenecedor, tanto para la propia franquicia como para los fans de la misma. Es divertido, visualmente brutal y posee los elementos y las mecánicas suficientes para ofrecer todo aquello que un jugador veterano puede esperar de un hack & slash en el 2019, sobre todo teniendo en cuenta la sana competencia como Bayonetta. No es algo sencillo.

Un ejercicio bien resuelto, a todos los niveles. Con muy pocos defectos, en su mayoría fruto de la confrontación entre narración y jugabilidad (¿Por qué encontramos repuestos del brazo de Nero por doquier si hasta hace una hora no se había inventado la prótesis?) pero que en una obra de esta categoría son simples licencias poéticas, sinalefas para que encajen las sílabas dentro de la métrica del verso. Devil May Cry 5 es un soneto clásico, con dos cuartetos que introducen la acción y dos terceros que le ponen fin. Héroes que se enfrentan a su destino y del que queremos que salgan airosos. Dependerá de qué nota obtengamos en los combos.

9

Lo mejor

  • El apartado gráfico es impactante, rinde al cien por cien y demuestra el poderío del RE Engine
  • Los tres protagonistas y sus tres maneras de luchar, diferentes pero de rápida adaptación
  • La sensación de acabar con el jefe final y la absoluta necesidad de volver a empezar la aventura
  • La confirmación definitiva de la resurrección de Capcom

Lo peor

  • Las últimas misiones no poseen escenarios tan trabajados como las primeras
  • El modo cooperativo no acaba de sentirse útil o siquiera entenderse
  • En modo fácil (Humano) es un paseo a evitar
Carlos Pereiro

Creador de Morcego. Escribo cousas, falo de cousas e encántame escoitar cousas.

Comentarios no permitidos
  1. […] Hai que lembrar que só é o primeiro xogo da franquía do cazademos, e non o recompilatorio Devil May Cry HD Colection que viu a luz o pasado mes de marzo. A saga está a vivir un momento doce, igual que a mesma Capcom, que acadou un enorme éxito coa estrea da quinta entrega da serie. […]